Grabado japonés de género Ukiyo-e
Ukiyo-e o «estampas del mundo que fluye«
El grabado japonés de género ukiyo-e o estampas del mundo que fluye, apareció en el siglo XVII en la ciudad de Edo, actual Tokio, la más poblada del Japón de la época. Para entendernos su traducción actual sería xilografía japonesa.
La especial cultura civil hacía del grabado un medio artístico muy transversal y con mucha difusión. Las xilografías eran baratas y permitían llegar a la mayoría de los habitantes con una variedad muy rica en cuanto a su temática.
Es un ejemplo muy demostrativo de ello «la gran ola» de Katsushika Hokusai (1760-1849). Forma parte de una serie de grabados sobre madera de principios del siglo XIX. Una serie de «36 vistas del monte Fuji» que incluye 46 grabados en total. Fueron creados tras hacerse sumamente populares las primeras estampas. De manera que se hicieron miles de copias y se dice que se podía adquirir una de ellas por el precio de una ración doble de fideos.
También el monte «Fuji rojo», forma parte de ésta serie de Hokusai que fue uno de los autores más prolíficos del ukiyo-e, además de ser un precursor de estilos futuros como el manga. Utilizó la tecnología más avanzada de su época y tuvo una gran visión comercial, que contribuyó a difundir su obra mucho más allá de sus fronteras.
Monocromía: sumi-e y policromía: nishiki-e
En su inicio las estampas eran monocromas, las denominadas sumi-e, en las que se utilizaba únicamente el color negro. No obstante gracias al virtuosismo que los artesanos y artistas fueron adquiriendo, comenzaron a utilizar la policromía o nishiki-e. De esta manera se ampliaron extraordinariamente las cualidades plásticas y el desarrollo de un estilo mucho más detallista y delicado.
Hishikawa Moronobu (1618-1694) es considerado el primer autor representante del género ukiyo-e. Perteneciente a una familia de bordadores, se trasladó a Edo en el momento en el que surgía la tipografía. Elaboró sus propias xilografías sobre escenas del barrio del placer, de cortesanas y de la vida en Edo. Así el artista creó un estilo específico de Edo al que denominó Yamato-ukiyo-e. No obstante, la técnica xilográfica en aquel momento estaba por desarrollar. Como resultado las estampas eran algo toscas y bastante simples. Es un ejemplo de los inicios del ukiyo-e: sumi-e.
Otro ejemplo de ukiyo-e: nishiki-e es la estampa que propongo a continuación. El mundo que fluye en las calles de Edo, personajes anónimos, muchos de ellos sin cara, de la vida cotidiana, realizando todo tipo de actividades banales. El transcurrir del día a día con contención. Sin elementos innecesarios que perjudiquen la esencia del momento y que se acerquen a la mirada del espectador. Hiroshige fue un artista que encajaba perfectamente en el concepto del ukiyo-e. Se valió de perspectivas muy profundas generalmente con un único punto de fuga, que hacía arrastrar la mirada del espectador en su largo recorrido.
Pintores, grabadores y xilógrafos
Para la creación del grabado japonés de género ukiyo-e intervenían tres oficios: pintores, grabadores y xilógrafos. Por cada color utilizado se usaba una plancha, por lo tanto las láminas policromas resultaban de la superposición de varias planchas sobre el papel japonés. En consecuencia para que coincidieran las planchas, se debían hacer unas señales o marcas de dirección que todavía son visibles sobre algunos grabados.
Como resultado se hicieron láminas de pintura de género donde se mostraba la vida cotidiana con mucha expresividad. La demanda fue tan grande que había todo tipo de temas: la vida cotidiana en Edo, lugares famosos, escenas históricas, paisajes, flores o animales y escenas eróticas.
En otras palabras, la gran acogida de ésta expresión plástica contribuyó al desarrollo de su temática. De modo que los temas de las estampas fueran tan diversos como su demanda exigiese.
Técnicas de gravado de Utagawa Hiroshige
Pero sin duda uno de los últimos e indiscutibles maestros del estilo ukiyo-e fue Utagawa Hiroshige (1797-1858). Tras instruirse en la escuela Utagawa y empaparse de otras contemporáneas, con numerosas muestras de yakusha-e y bijin-ga, se especializó en el paisajismo. Su estilo se caracteriza por dotar a sus láminas de una gran sensibilidad, recogiendo atmósferas y estados de ánimo. Además captaba la luz o los cambios estacionales de forma muy lírica, así como la enorme y fugaz belleza de la naturaleza.
Utilizó una perspectiva occidental eligiendo puntos de vista inusuales y muy efectistas. De esta forma narró los lugares famosos, las leyendas o los cuentos populares. Así pudo crear ese vínculo entre la imagen y la memoria colectiva del espectador que tanto subyugaba.
También aplicó un virtuosismo técnico muy ambicioso, usando todo aquello que había aprendido a lo largo de su carrera. Algunas de sus técnicas son dignas de ser mencionadas, como el karazuri o relieve, conseguido a través de la impresión sin tinta. También llamado grabado realzado. El atenashi-bokashi consistente en añadir a la tinta liquido y repartir por toda la superficie, especialmente idóneo para crear nubes o efectos de agua. El kimekomi específico para lineas y contornos. Y por último el kirikake o grabado brillante conseguido a través de la utilización de cola de huesos y polvo de mica.
Estampas ukiyo-e sugerentes: abuna-e y eróticas: shunga
Las estampas abuna-e consistían en escenas muy sugerentes y subidas de tono. En ellas se capturaban momentos de mujeres desnudas o parcialmente desvestidas , involucradas en actividades cotidianas. Tales como bañarse, lavarse el pelo o disfrutar del fresco de la noche. A menudo una repentina ráfaga de viento, un niño pequeño o un gato, habían tirado alegremente de sus ropajes. Es decir, dejando al descubierto parte de su anatomía de forma sutil.
Se cree que las estampas abuna-e fueron creadas tras la prohibición, por parte del gobierno a mediados del siglo XVIII, del erotismo más explícito. El mensaje sensual implícito en dichas estampas, hace que muchos las consideren con más carga erótica que el propio shunga.
El grabado erótico japonés o shunga de estilo ukiyo-e tuvo mucha aceptación y era muy solicitado. El ejemplo de «el sueño de la esposa del pescador», es uno de los más conocidos por varios motivos. En primer lugar por lo surrealista de la escena de una mujer haciendo el amor con dos pulpos. En segundo lugar por el dinamismo que los tentáculos le infieren a la obra. La leyenda anotada describe el diálogo entre los pulpos y la mujer. Hokusai fue un genio de su época, hábil con los temas elegidos y muy versátil artista.
Grabado japonés de género ukiyo-e: bijin-ga
Pero la mayor demanda del grabado japonés de género ukiyo-e se produjo con aquellas escenas de la diversión y el recreo de la población, en casas públicas o en teatros. Por ejemplo los yakusha-e fueron muy codiciados, se trataba de estampas de actores famosos del teatro Kabuki. También las estampas de cortesanas y gehisas o de jóvenes mujeres que servían en las casas de té. Se conocen con el nombre genérico bijin-ga o estampas de mujeres hermosas.
Kitagawa Utamaro (1753-1806) fue uno de los mejores artistas del género ukiyo-e. Especialmente conocido por sus composiciones de mujeres hermosas o bijin-ga. Representaba cortesanas y jóvenes del barrio Yoshiwara que concebía con especial delicadeza y finura. Su obra se conoció en Europa durante el siglo XIX, causando un gran impacto en la cultura artística francesa. De hecho durante el impresionismo son visibles las muestras de ese acercamiento cultural.
Del mismo modo trataba las escenas con varios personajes, en los quehaceres propios de la vida cotidiana. Destacaba por el atractivo de sus composiciones, en las que los cuerpos son el eje principal. Conceptos como el iki, o la simplicidad, sin elementos que distorsionen la historia narrada en ese fluir de la vida cotidiana.
Grabado japonés de género ukiyo-e: yakusha-e
La sociedad japonesa de Edo gustaba de todo tipo de placeres, era hedonista y burguesa. Entre esos placeres uno de los más importantes era el teatro kabuki. Más bien era una síntesis de las antiguas tradiciones, tanto musicales como interpretativas de Japón. Se canalizaban la música y la danza para transmitir todo tipo de argumentos, desde los místicos a los más banales y mundanos.
Poseía una rica puesta en escena con bellos y coloridos decorados y unos actores lujosamente vestidos. Todo ello aderezado con unos maquillajes muy simbólicos que utilizaban el color para reflejar tanto a los diferentes personajes como a su estado anímico.
En consecuencia todo su conjunto era muy ritual tanto en su apariencia como en el desarrollo de la actuación. Los actores utilizaban una dicción más propia del canto o la recitación y unos movimientos en el escenario cercanos a la danza.
El primer artista plástico que se especializó en retratos de actores de kabuki o yakusha-e, fue Torii Kiyonobu, fundador de la escuela Torii. Dicho autor realizó numerosos grabados, programas y carteles para los teatros más importantes de Edo.
Pero la gran innovación técnica vino de la mano de Okamura Masanobu quien introdujo en primer lugar, el color carmín mezclado con índigo y amarillo. Y en segundo lugar dotó a sus ilustraciones de teatros kabuki con perspectiva, pero ya de tipo occidental. Para ello utilizó planos simétricos muy marcados y un punto de fuga potente que obligaba a su recorrido visual.
Sin embargo, el verdadero auge del yakusha-e se produjo con la aparición del nishiki-e. Es decir, con la utilización de la policromía xilográfica. Fue entonces cuando llegó su auténtico éxito entre la población y la demanda se disparó.
Origen de la cultura civil de Edo
El origen de cómo se desarrolló ésta particular cultura civil, no es nada desdeñable y necesita cierta explicación. El principal factor fue el traslado del centro político, denominado shogunado, a Edo. Este se hizo desde las capitales del este, Osaka y Kioto. El segundo factor fue la enorme migración. De ésta manera los artesanos acudieron en masa desde distintas partes del Japón, ante la necesidad de oficios que se reclamaban en la ciudad emergente. En consecuencia, dichos factores fueron determinantes y el verdadero origen de esa cultura civil necesaria para el desarrollo del grabado japonés de género Ukiyo-e.
Aceleradamente se comenzó a construir en Edo con arreglo a su nuevo estatus. Grandes palacios y barrios nuevos para asumir la demanda tan grande de personajes políticos y el establecimiento de los oficios y artesanos necesarios en su construcción.
El comercio se desarrolló a la misma velocidad, generando todo ello una sociedad casi enteramente masculina. Además los artesanos se asentaron en los barrios de viviendas, siendo el origen de una amplia sociedad burguesa. En estos barrios urbanos se originó un ambiente alegre digno de una sociedad despreocupada.
Antecedentes del grabado de género Ukiyo-e
Las técnicas de impresión eran conocidas en Japón mucho antes de la época Edo. En un principio su utilización estaba íntimamente ligada a los temas religiosos. Básicamente tenían relación con el budismo. Así pues en las zonas de Kioto y Osaka se imprimieron por primera vez Sutras budistas y las reproducciones de sus deidades.
El perfeccionamiento de las técnicas de impresión durante el siglo XVI fue debido en parte a la introducción de libros y publicaciones chinas. Como resultado en la zona de Kioto y Osaka se desarrolló la tipografía, basándose en la experiencia del país vecino. Los libros con ilustraciones tenían un marcado carácter didáctico y lúdico, siendo muy apreciados por la población.
Pronto la demanda de textos fue tan grande que en vez de imprimirlos en Osaka, se mandaron las planchas para su impresión a Edo. Paralelamente los libreros más importantes de Kioto y Osaka abrieron sucursales en la nueva ciudad. En poco tiempo se comenzaron a crear planchas propias en Edo, contratando a pintores, xilógrafos y grabadores de la zona, muy poco conocidos hasta entonces.
Los libros ilustrados de entretenimiento tuvieron una gran acogida y en especial los que mostraban las costumbres de la población y las fiestas. En dichas publicaciones también aparecían ilustraciones de artistas famosos. En especial causaron furor las escenas de Yoshiwara, el barrio del placer, y las del mundo del teatro kabuki. Comenzaba el nacimiento del grabado japonés de género ukiyo-e.
El esparcimiento y la diversión en el ukiyo-e
El artista de estilo ukiyo-e debía transmitir la esencia de los momentos de la vida cotidiana, para poder acercarse al espíritu del espectador. Para ello debía eliminar todo aquello innecesario que no contribuyera a ese acercamiento, es decir, todo lo superfluo. Conceptos como la simplicidad tuvieron mucha fuerza en el ukiyo-e. De hecho los personajes anónimos de las estampas podían ser cualquiera de los espectadores, sus facciones son semejantes e indistintas. Por tanto todos se podían sentir identificados.
El esparcimiento y la diversión eran esenciales en la época Edo. Los paseos por el campo, las actividades lúdicas y los juegos, formaban parte de su vida cotidiana. La vida que fluye se convierte en el eje central de las estampas del ukiyo-e.
Otro ejemplo de esa concepción del fluir de la vida a través del mundo lúdico. En la estampa siguiente los niños jugando alegremente y tirándose bolas de nieve, refleja una visión muy apropiada de cómo se vivía en la época Edo. Los niños están muy presentes en el ukiyo-e, normalmente acompañados de mujeres en las actividades de costumbre y de manera muy espontánea relacionándose con ellas.
Como conclusión final la expresión artística de género ukiyo-e, es totalmente trasladable a las actividades plásticas contemporáneas, por su frescura, su simplicidad y su acercamiento al espectador. En definitiva por lo natural y espontáneo de los temas cotidianos y por el tratamiento técnico con que éstos fueron realizados.
Muy interesante e ilustrativo, me encanta.
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Tengo alguna xilografia japonesa de la epoca, y me parece excelente su publicación